Hace unos días descubrí una serie de vídeos en internet que he estado mirando por sus buenas ideas de organización en la educación de los hijos en casa.
Hoy me he dispuesto a ver el último de ellos y me he encontrado con que es una despedida.
Esta madre abandona su canal de vídeos y explica por qué. Y su explicación me ha emocionado al mismo tiempo que me ha hecho reflexionar sobre mí misma y, en general, las veces que regalamos nuestro tiempo a alguien o a algo en exclusiva siendo un tiempo que le estamos quitando a Allah.
Ella, una mujer creyente, habla desde el punto de vista del cristianismo. Pero obviando algunas cosas, sus reflexiones sobre Dios pueden ser válidas para cualquier persona que crea en Él.
Cuenta como poco a poco su tiempo dedicado a internet la fue absorbiendo hasta el punto de estar continuamente pensando en el próximo vídeo a subir, en editar tal vídeo que ya hizo, en compartir esto o aquello... convenciéndose a sí misma de que estaba haciendo algo bueno porque ayudaba a otras personas con sus consejos y aportaciones. Pero dándose cuenta finalmente de que esa enorme cantidad de tiempo la estaba restando de su dedicación a Dios (menos tiempo de rezar, menos tiempo de leer libros sobre religión, menos tiempo de reflexionar sobre su vida espiritual, menos tiempo de estar conectada con Dios).
Y fue capaz de ver todo eso porque tuvo que pasar por una prueba, una situación difícil que no supo afrontar de la manera correcta, con fortaleza, sino que se vino abajo y se sintió desbordada. Después llegó a la conclusión de que en aquel momento su nivel de fe estaba muy bajo a causa de todo el tiempo que le había quitado a su dedicación a Dios para emplearlo en su canal de internet, pero que podría ser aplicable a otras personas o cosas a las que nos entregamos con tanta intensidad y muchas veces sin control.
Si yo aplico ese testimonio a mis creencias, veo que el riesgo es el mismo.
No adorar a nadie excepto a Allah quiere decir que Él tiene que ser lo primero para nosotras.
No postrarse ante nadie excepto Allah no se refiere sólo a la postración física. Es algo que va mucho más allá y nos lleva a pensar a quién o a qué dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo y nuestros pensamientos, en quién ponemos nuestra confianza, a quién pedimos ayuda cuando hay un problema o tenemos miedo de algo.
¿Qué esperamos que hagan los demás si sabemos, o deberíamos saber (sin dudarlo ni un segundo) que nada puede ocurrir si Allah no quiere y que lo que Allah ha decretado nadie lo puede impedir?
Sé que nada pasa por casualidad y creo en las señales, quiero decir que creo que Allah se comunica con nosotras, nos manda mensajes, nos guía... Incluso cuando nos empeñamos en no ver.
Sé, por tanto, que yo no he visto hoy ese vídeo por casualidad. Siento que ahí había un mensaje para mí y estoy agradecida por ello si me sirve para enmendar algún error y mejorar algunas cosas.
Y lo comparto por si alguien le está quitando tiempo a Allah para dedicarlo a otros asuntos menos provechosos. Se puede rectificar.
No olvidemos nunca que fuera de Allah no hay nada.
Abu Huraira narró que el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:
"Cuando el ser humano lee una Aleya que le ordena postrarse y se postra, Shaitan se retira lamentándose: '¡Ay de mí! El ser humano fue ordenado postrarse y lo hizo, y esto le valió el Paraíso. Pero a mí me fue ordenado que me postrara y desobedecí, lo que me valió el Fuego del Infierno'".
(Hadiz tomado del libro "El mundo de los genios y los demonios", de Omar S. Al Ashqar)